Érase una vez, un niño que decía las palabras al revés, como:
-La cola tiene pez, o…
Ese niño se llamaba Pedrito.
Pedrito era muy torpe, ¡Se equivocaba en todo! Un día, Pedrito se fue al colegio y cuando salio por la puerta en vez de decir adiós dijo hola.
En el colegio, la profesora le puso una operación de sumar, pero Pedrito la puso de restar y en vez de sumar 592+104 restó 295-401 y la profesora le dijo que a 295 no se le puede restar401, pero a 401 si se le puede restar 295. Y a partir de ahora Pedrito sabía que al número menor no se le puede restar el mayor.
Y colorín colorado este cuento de Pedrito se ha acabado.
David García Ruiz
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